Un
día de contrastes. Salimos de Santiago y fuimos a “La Ligua”, un lugar conocido
por sus pasteles y sobre todo por sus tejidos, puedo asegurar que ahí hacen los
chalecos más calentitos de Chile (o al menos está entre los mejores). En
Santiago el clima no estaba muy bueno, en cualquier momento se podía poner a
llover, pero en camino encontramos de todo tipo de climas, es primera vez que
veo un norte que a pleno día estaba helado y con algo de lluvia, a ratos nos
encontrábamos con una lluvia tenue, a otros con solo algo de neblina, sin
embargo en un tramo hacia bastante calor y había sol. Lo malo fue que cuando
pasábamos por la cuesta “El Melón” había ocurrido un accidente y a mi papá casi
le sacaron un parte, el carabinero casi, pero casi le pasa el parte, pero tanto
mi papá como mi mamá se “humillaron”, ya saben, “sí señor, tiene razón, tuvimos
culpa, no entendimos bien las señales que nos dio el camión delante de nosotros
(que era la verdad, el tipo dio señal de que lo adelantáramos cuando en
realidad era lo contrario), no vimos que había ocurrido algo en la vía (que
también era verdad), etc”, el caballero nos forro en un sermón al cual daban
unas ganas locas de debatir, pero ninguno lo hiso, la cosa que nos salvamos yo
creo que por menos que un pelo de que nos pasara el parte, yo solo atine a
taparme la cara y decirme para mis adentros “con eso mi papá mancha sus
papeles”.
En resumen, el carabinero se compadeció de nosotros y nos dejo irnos,
así que nos salvamos después de todo, pero algo nos inquieto dentro de lo que
nos había dicho en el sermón, nos dijo que hacía poco un auto había caído a una
profundidad de unos 50 mt, o 150 mt, la cifra que nos haya dado daba lo mismo,
lo importante era que un auto había caído y que la interrupción del tránsito se
debía a que estaban tratando de rescatar el vehículo siniestrado. Nunca es
grato saber que alguien ha fallecido en circunstancias tan trágicas, no sé,
deja una sensación extraña en el corazón, me recuerda un poco el cómo falleció
mi perrito (que fue atropellado en la vereda) y bueno, además queda un poco la
impresión que pudimos llegar a ser nosotros los que cayéramos ahí, eso nunca
deja de rondar en la cabeza de uno. Lo otro llamativo fue que había tanta gente
observando cómo recuperaban el auto, para mí no es algo en lo que me debiese
poner a observar, bueno, si algo aprendí en clases es que las personas tienen
un morbo por la muerte, se refiere la psicología a esto como el hecho de pensar
qué pasaría si se nos muriese alguien muy cercano (padre, madre, hermano/a, etc.)
o ver como un tercero fallece frente a nosotros, o bien, como se ve la muerte,
en mi ese morbo inconsciente se extinguió con el fallecimiento del Niko, aunque
nunca ha sido un espectáculo que a mi parecer sea muy ético de ver. Esas cosas
me dan algo de pena, surgen en mi los sentimientos de protección, las ganas de
tomar esa alma y llevarla a donde corresponde, de guiarla en su camino a la
otra vida, también brotan las ganas de poder haber detenido el accidente y el
caso de ser inevitable el incidente, poder abrazar los sentimientos de la
familia expresados en un abrazo de forma física. Con eso tiende mi alma a
recordar una vida pasada, en realidad dos vidas pasadas, la vida anterior que
tuve en forma terrenal y la otra vida posterior a la terrenal, pero sobre eso
hablaré en otra ocasión, además por ahora no va muy al punto.
Siguiendo con el
tema principal… luego de pasar la cuesta “El Melón” llegamos a nuestro destino
“La Ligua”, ahí viven mi abuelita (parte papá) y mi tío (parte de mamá) que son
un matrimonio, también en ese lugar se encuentra sepultado mi abuelo que
falleció un par de años antes de que yo naciera, de hecho mis padres aun no se
conocían cuando falleció, también tengo dos tíos de parte de mi papá que viven
por ahí, ambos con vidas bastante enredadas. Pasamos el día con mi abuela y con
mi tío, almorzamos juntos, conversamos mucho de todo; de las novedades de la
familia, anécdotas, etc., por un rato fue uno de mis tíos con su hija y con la
amiga de esta, luego fue mi otro tío (al tiempo que el primero se fuera), con
él compartimos la “once” y de nuevo hablamos de todo, después a mi hermano, es
decir mi perrito y yo nos fuimos a la cama un rato, él se quedo completamente
dormido y yo también dormí un rato, mi papá también estaba con nosotros y
durmió un par de minutos.
Lo otro que hicimos en el día fue ir a comprar
deliciosos pasteles liguanos, fuimos como siempre a la mejor fabrica, unos de
mis tíos trabaja ahí y además mi papá conoce al dueño desde hace muchos años,
yo me comí dos pasteles en cuanto tuve la bolsa en mis manos, son realmente
deliciosos, además que amo las cosas dulces, son mi debilidad.
Me
voy dejando una imagen de una serie de anime que es romántica, pero la historia
gira en torno a dos joven que en distintas partes del mundo tienen un accidente
al mismo tiempo, ella esa una patinadora sobre hielo y él hace acrobacias en
pequeños aviones, por alguna razón ella sale ilesa, pero él fallece y su alma
se une al de ella, el tiempo que pasarán así no es tanto, pero en ese periodo
se conocen, él la ayuda con su disciplina y poco a poco se enamoran. La
historia se llama “Ginban Kaleidoscope”.
*Alice*
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